lunes, 7 de marzo de 2011

Tres días de amor (Segunda parte)


El pequeño hotel estaba abarrotado por una infinidad de ruidos.‭ ‬No era de extrañar,‭ ‬siendo,‭ ‬como era,‭ ‬pleno Verano,‭ ‬o lo que sea que se pudiera llamar Verano,‭ ‬en Leningrado.‭ ‬Durante aquel Agosto de‭ ‬1960‭ ‬estudiantes de todo el Báltico habían sido enviados a la gran urbe soviética con la intención de agudizar sus conocimientos.‭ ‬Pero pocos eran los conocimientos que estos parecían haber adquirido,‭ ‬salvo aprender a disfrutar del mejor Vodka del lugar.‭ ‬Los cánticos,‭ ‬los ruidos,‭ ‬las conversaciones a gritos,‭ ‬e infinidad de otras cosas que allí se producían apenas podían ocultarse tras las roídas puertas de madera y los cristales recubiertos por cicatrices,‭ ‬saliendo desbocados hacia la modesta calle que cruzaba ante las puertas del hotel.‭ ‬Entre las desiertas calles,‭ ‬que aun con un rumor de voces en la lejanía no perdían su silencio nocturno,‭ ‬Katerina avanzaba taconeando sobre el pavimento con unos magníficos zapatos italianos que los contactos de su marido habían traído desde el otro lado de la frontera.‭ ‬Precisamente era a él a quien aguardaba.‭ ‬Ser la esposa del comisario de relaciones comerciales del C.O.M.E.C.O.M.‭ ‬suponía,‭ ‬además de una larga lista de secretos privilegios,‭ ‬alguna incomodidad,‭ ‬como eran,‭ ‬por ejemplo,‭ ‬los incómodos viajes que resultaban inherentes a tal cargo.‭ ‬Más de una vez había imaginado con cierta envidia el disfrutar de otra clase de vida,‭ ‬de ser la esposa de un hombre corriente.‭ ‬Las yemas de sus dedos acariciaron la gargantilla que se abrazaba a su cuello.‭ ‬Sus ojos miraron al vacío.

Aquel era el hotel donde Katerina tenía que esperar a su marido.‭ ‬Belovzorov llegaría al día siguiente y juntos volverían a Moscú.‭ ‬Apenas hacía un año que ostentaba el recién creado cargo,‭ ‬más aquellos apresurados y largos viajes ya eran costumbre.‭ ‬A Katerina le hubiera gustado conocer las actividades,‭ ‬las reuniones de Belovzorov.‭ ‬Siempre se mostraba interesada en esos asuntos y siempre obtenía igual respuesta,‭ ‬ver como Belovzorov,‭ ‬de manera más o menos delicada,‭ ‬la apartaba de ellos.‭ ‬Algunas veces,‭ ‬tras los viajes más largos,‭ ‬notaba en la chaqueta de su marido un perfume desconocido,‭ ‬un olor diferente.‭ ‬Nunca le preguntaba por ello.‭ ‬Era algo que quería no saber.‭ ‬Siempre que volvía la trataba como a su esposa.‭ ‬Como un hombre ha de tratar a su mujer.‭ ‬Para ella,‭ ‬era suficiente.‭ ‬No le importaba lo demás.‭ ‬Además,‭ ‬ya había cumplido los cuarenta,‭ ‬demasiada edad.‭ ‬Siempre pensaba lo mismo cuando se cruzaba con alguna mujer más joven.‭ ‬Más hermosa.‭ ‬Quizá ella fuera joven alguna vez.‭ ‬Años atrás.‭ ‬Quizá amara,‭ ‬de verdad.‭ ‬Y fuera amada.‭ ‬Alguna vez.‭ ‬Años atrás.‭
Sus manos corrieron las endebles hojas de las puertas del hotel mientras los más zánganos de los jóvenes permanecían todavía en el gran salón del hotel,‭ ‬apurando los culos de las botellas mientras sus enrrogecidas caras se quedaban dormidas sobre los butacones.‭ ‬El salón principal no era de proporciones modestas,‭ ‬si bien solo en algunos tramos conservaban las paredes un papel decorativo del que hacía ya años que se habían ido los colores y dibujos.‭ ‬El resto de las paredes de la estancia no estaban,‭ ‬ni con mucho desnudas,‭ ‬sino recubiertas por cada rincón de grasa de las cocinas y gruesos trazos de pintura que no hacían sino evidenciar los desconchados que pretendían ocultar.‭  ‬La visión de aquel lugar asqueó a Katerina.‭ ‬Pero aquello era lo único que se podía encontrar.‭ ‬Pensó que,‭ ‬por lo menos,‭ ‬dispondrían de habitaciones.‭ ‬Si no,‭ ‬al fin y al cabo,‭ ‬siempre se podría echar a un par de aquellos mocosos y ruidosos jovenzuelos,‭ ‬máxime para saciar las necesidades de la esposa de un hombre como Belovzorov.‭ ‬Al otro lado del salón,‭ ‬un hombre de semejante edad,‭ ‬con un porte encorvado y sombrío,‭ ‬apuraba su vaso de Vodka.‭ ‬Dimitri dejaba caer por sus labios y su garganta el áspero líquido mientras contemplaba la pared,‭ ‬la mesa,‭ ‬las sillas,‭ ‬las lámparas,‭ ‬la cara de Kjrusev estampada en el retrato,‭ ‬el rostro apático del camarero,‭ ‬la ventana medio rota por la que se colaba el viento de fuera y los ladridos de un perro callejero.‭ ‬Dejaba correr las horas de un día,‭ ‬de una vida que parecía que no se terminaba nunca.‭ ‬De repente,‭ ‬sus ojos tropezaron con la mirada de Katerina.‭ ‬Solo un instante,‭ ‬un segundo.‭ ‬Aquel rostro de mujer,‭ ‬que había dejado de ser joven pero no de ser bello,‭ ‬se paralizó al reconocerle.‭ ‬Si.‭ ‬Era ella.‭ ‬Dimitri se sobresaltó,‭ ‬dejando caer al suelo su vaso de Vodka que se deshizo en mil pedazos inundando con su contenido todo el suelo del salón.‭ ‬No había duda.‭ ‬Uno de los encargados la llevó escaleras arriba.‭ ‬Y desapareció tras una puerta.‭ ‬Las manos de Dimitri sudaban.‭ ‬Era ella,‭ ‬si.‭ ‬Y le había reconocido.‭ ‬Sin duda.‭ ¿‬Y ahora que‭? ‬A sus espaldas,‭ ‬un ruido se alzó.‭ ‬El estrépito del vaso rompiéndose había despertado a uno de los ebrios estudiantes.‭

Katerina daba vueltas en su habitación.‭ ‬Sus frenéticos pensamientos solo eran interrumpidos por el chirriar de las tarimas a sus pies.‭ ‬Jamás había imaginado volver a ver aquella cara.‭ ‬Ya la había olvidado.‭ ‬Después de años,‭ ‬había podido dejarla atrás.‭ ‬Sus manos temblaban.‭ ¿‬Tenía que permanecer allí‭? ¿‬Tenía que buscarle‭? ‬Por primera vez en muchos años no dudaba entre hacer lo correcto,‭ ‬lo legal,‭ ‬o lo que prohibían las leyes.‭ ‬Eso no le importaba.‭ ‬Dudaba por no saber lo que realmente deseaba.‭ ‬Una vez,‭ ‬en su juventud,‭ ‬había deseado sobre todas las cosas estar junto a Dimitrí.‭ ‬Pero aquello había sido en su juventud.‭ ‬Ahora era otra mujer,‭ ‬otra Katerina.‭ ‬Y lo era por culpa de aquel maldito Dimitri.‭ ‬Ojala no le quisiera,‭ ‬deseaba no sentir nada por el como nunca antes había deseado otra cosa.‭ ‬Deseaba no amar a alguien que la había hecho llorar.‭
Mientras todas estas tribulaciones rondaban por su cabeza,‭ ‬escucho como tres golpes,‭ ‬firmes y secos,‭ ‬retumbaban al otro lado de la puerta.‭ ‬Permaneció en silencio unos segundos.‭ ‬Puede que solo fuera un trabajador del Hotel,‭ ‬o alguno de aquellos jóvenes borrachos.‭ ‬Pero,‭ ‬nuevamente,‭ ‬aquellos nudillos se estamparon contra la madera de la puerta.‭ ‬Katerina se acercó.‭ ‬Trató de escuchar su voz desde el otro lado de la puerta.‭ ‬Era él.

-Katerina.‭ ‬Hola.‭ ‬Me pareciste tu cuando te vi abajo.‭ ‬Creí que ya nunca volvería a verte.‭ ‬Si quieres,‭ ‬puedo invitarte a tomar un Vodka.‭ ‬Deberíamos hablar.-

La mujer no contestó.‭ ‬Trataba de mantener el silencio.‭ ‬Su respiración temblaba y su corazón se agitaba.‭

-Se que estás enfadada.‭ ‬Lamento haberte decepcionado.‭ ‬De veras,‭ ‬ojalá lo hubiera hecho.‭ ‬No pasa un día sin que me arrepienta de no haberlo hecho.‭ ‬Pero...-

Las palabras que sonaban desde el otro lado de la puerta parecieron titubear.‭ ‬Luego se transformaron en unos pasos que se fueron por el estrecho pasillo.‭ ‬Luego silencio.‭ ‬Katerina sentía como una lágrima recorría su mejilla.‭ ‬Acercó su oído a la puerta.‭ ‬Nada sonaba al otro lado.‭ ‬Vacilando,‭ ‬dio unos pasos hacia la cama.‭ ‬Pensó que lo mejor sería tratar de dormir.‭ ‬y,‭ ‬en efecto,‭ ‬habría sido lo mejor.‭ ‬Tan rápido como sus piernas pudieron,‭ ‬cruzó su habitación y salió al pasillo,‭ ‬totalmente vacío.‭ ‬Corrió escaleras abajo,‭ ‬al piso inferior.‭ ‬Unos ruidos de una cerradura que se resistía a dejarse abrir la guiaron.‭ ‬Vió a Dimitri.‭ ‬Corrió hacia él.‭ ‬Se fundieron en un abrazo.‭

La habitación de Dimitri era pequeña,‭ ‬fría y ruidosa.‭ ‬Las cocinas estaban justo debajo y el bullicio era incesante.‭ ‬La ventana,‭ ‬roída por las termitas,‭ ‬no impedía al viento colarse dentro de la estancia,‭ ‬la luz iba y venía constantemente,‭ ‬las sabanas estaban raídas y el colchón era incómodo.‭ ‬Pero nada de esto le importaba a Katerina.‭ ‬Sentía como los labios de Dimitri recorrían cada centímetro de su piel,‭ ‬como volvía a sentir las mismas cosquillas.‭ ‬Pasaron las horas mientras se buscaban entre las sabanas,‭ ‬mientras compartían el mismo calor.‭ ‬Mientras se besaban,‭ ‬mientras se miraban,‭ ‬cara a cara,‭ ‬en silencio.‭ ‬Solo mirándose,‭ ‬a los ojos,‭ ‬como si ya no quisieran volver a ver otra cosa en el resto de sus vidas.‭ ‬Las horas pasaban.‭ ‬Mientras la Luna les contemplaba,‭ ‬la mano de Dimitri acarició el cuello de katerina hasta tropezar con la gargantilla de oro.‭

-Me suena de algo-‭ ‬Dijo entre susurro.

Katerina se sonrió.‭ ‬De dijo que al final llegó a sus manos.‭ ‬Que su madre se lo había dado cuando él ya se había ido.‭

-‭¿‬Y que se supone que hace alguien como tu en este hotel,‭ ‬turismo‭?

-Más o menos.‭ ‬La redacción del Praztda me ha citado aquí para mañana.‭ ‬Quieren entrevistarme.‭ ‬Al parecer soy un héroe de la guerra.‭ ‬Han tardado dieciséis años en darse cuenta pero al menos me lo agradecen-‭ ‬Dijo con cierto tono de sorna.‭ ‬-No se si será por lo que dicen que está pasando en Berlín,‭ ‬pero últimamente están saliendo héroes hasta de debajo de las piedras-‭    

Las dos voces hicieron una silencio que Dimitrí rompió unos instantes después.

-Me alegra que lo conserves-

-Por que no lo haría.‭ ‬Es mío,‭ ‬al fin y al cabo.-

-Creo que estaba equivocado.‭ ‬Ya sabes.‭ ‬Aquella vez,‭ ‬cuando teníamos veinte años.‭ ‬Debería haberlo hecho.‭ ‬Deberíamos haber subido a ese tren.‭ ‬Fui un idiota.-

katerina volvió su mirada hacia el infinito.

-Sabes una cosa.‭ ‬Cuando estaba en la guerra,‭ ‬me acordaba de ti todos los días.‭ ‬Cuando estaba en el frente y me disparaban,‭ ‬cuando estaba en la enfermería,‭ ‬entre la vida y la muerte,‭ ‬cuando en pleno invierno se me congelaban las manos o teníamos que avanzar entre la nieve.‭ ‬Nunca dejaba de pensar en ti.‭ ‬Pensaba que,‭ ‬no sé,‭ ‬puede que en cuanto volviera a casa te encontrara.‭ ‬Fui a buscarte,‭ ‬pero me dijeron que ahora vivías en Moscú.‭ ‬Me mudé allí.‭ ‬Constantemente tenía la esperanza de encontrarte en cada esquina,‭ ‬en cada calle que cruzaba.‭ ‬Algunas veces me pasaba al día recorriendo las calles,‭ ‬pasando por las plazas más concurridas.‭ ‬Buscándote.‭ ‬Cada vez que salía de casa tenía la esperanza de que nos cruzásemos por casualidad.‭ ‬Pero un día dejé de hacerlo.‭ ‬Simplemente.‭ ‬Me desperté y todas las esperanzas de encontrarte solo...‭ ‬se habían ido.‭

Katerina se incorporó.‭ ‬Le miró a los ojos.‭ ‬Notaba como,‭ ‬con las últimas palabras,‭ ‬la voz de Dimitri había titubeado.‭



-‭¿‬Ya está‭? ¿‬Eso es lo que tienes que decirme‭? ‬Todos estos años.‭ ‬Cada uno de los días que han pasado desde que nos vimos por última vez he querido preguntarte lo mismo.‭ ¿‬Por que me dijiste que no‭? ¿‬Por que no viniste con migo‭? ¿‬Por que me dejaste sola‭? ‬Te quería,‭ ‬y te quiero.-

-Tenía miedo.‭ ‬No sabía que hacer.‭ ‬Me equivoqué-

-Te equivocaste.-‭ ‬Katerina no pudo contener las lágrimas.-‭ ‬Te estuve esperando.‭ ‬Sabía que estabas lejos,‭ ‬pero te esperé como una idiota hasta la mañana del día de la boda.‭ ‬Me he pasado toda la vida pensando en ti.‭ ‬No sabía si estabas vivo,‭ ‬muerto,‭ ‬si vivías en Moscú o con tus padres...-

-‭¡‬Pues vallamonos‭! ‬Ahora.‭ ‬Tengo algo de dinero.‭ ‬Vallamos a Berlín.‭ ‬Puede que incluso podamos sobornar a algún guarda para que nos deje pasar a Occidente.‭ ‬Viviremos una nueva vida.‭ ‬La que debíamos haber vivido hace años.‭ ‬Ahora no tengo miedo.‭ ‬Hagamoslo.-

Katerina,‭ ‬sin responder,‭ ‬se levanto de la cama y corrió hasta la puerta mientras sus manos aprehendían,‭ ‬salvajes la ropa que se esparcía por la habitación.‭ ‬Dimitrí trató de seguirla.‭ ‬La sujetó en el momento propicio para impedir que saliera corriendo desnuda por el pasillo del hotel.‭ ‬En su mirada se mezclaban dolor,‭ ‬ira y llanto.‭ ‬Ella trataba de no mirarle.‭ ‬caminó con lentitud y se vistió en silencio.

-Debería irme ya a mi habitación.‭ ‬Estar en una habitación con un hombre que no es mi marido esta prohibido,‭ ‬máxime siendo la esposa del Camarada Belovzorov,‭ ‬te traería problemas si no ne marcho ya.-

Dimitri la miraba en silencio.‭ ‬Apenas podía contemplar como se vestía,‭ ‬como se preparaba para desaparecer otra vez de su vida.‭ ‬Ella se quitó de su cuello la gargantilla dorada por primera vez desde hacía más de quince años.‭ ‬La puso sobre la mesa.‭

-Puedes quedártela.‭ ‬Ahora te pertenece-

-Katerina,‭ ¿‬Que significa esto‭?‬-‭ ‬Dijo Dimitri acercándose.‭ ‬-‭ ‬Por que no la quieres.‭

-La he conservado.‭ ‬La he estado mirando durante años.‭ ‬Nos he imaginado,‭ ‬juntos.‭ ‬Amándonos.‭ ‬Siendo felices.‭ ‬Era feliz cuando la contemplaba.‭ ‬Quería,‭ ‬quiero ser feliz contigo.‭ ‬Si ahora nos vamos,‭ ‬si escapamos,‭ ‬ocultándonos de todos hasta que nos encuentren y nos separen.‭ ‬Si emperezamos a vernos en secreto,‭ ‬esperando el día en que alguien nos descubra y seas ejecutado por mi culpa.‭ ‬No quiero vivir esa vida.‭ ‬Pudimos ser felices,‭ ‬pero lo dejaste pasar.‭ ‬No quiero recordarte más,‭ ‬no quiero sufrir más por ti.‭ ‬Porque si lo sigo haciendo,‭ ‬si continuo mirando esta gargantilla cada noche,‭ ‬terminaré volviéndome loca o llevándote ante un pelotón de fusilamiento.‭ ‬Y si no puedo tener una vida contigo,‭ ‬una vida feliz,‭ ‬almenos quiero poder conservar un buen recuerdo.-

Las lágrimas corrían por la cara de Katerina.‭ ‬Su garganta apenas dejaba pasar el aire.‭ ‬Mientras se dirigía a la puerta,‭ ‬mientras dejaba aquella habitación atrás,‭ ‬Dimitrí le habló por última vez en su vida.

-Sabes esos hombres que se levantan por la mañana y piensan en esa mujer que dejaron escapar.‭ ‬En las vidas que pudieron vivir.‭ ‬Que lloran cuando nadie les ve,‭ ‬que cuando caminan no salen a donde ir y que tratan de escapar de sus recuerdos bebiendo.‭ ‬Yo soy uno e esos hombres.-

Cuando hubo terminado,‭ ‬la puerta se cerró bruscamente.



A la mañana siguiente,‭ ‬el Camarada Belovzorov llegó al hotel rodeado por una corte de unos diez secretarios,‭ ‬asesores,‭ ‬ayudantes,‭ ‬etc.,‭ ‬que se mezclaron con el grupo de estudiantes que trataba en vano de escapar de la vil y dolorosa luz diurna.‭ ‬Katerina no tardó en aparecer en el salón para acompañar a su marido.‭ ‬Cuando la pareja abandonaba el salón del hotel,‭ ‬Belovzorov reparó en un individuo que se hallaba sentado en un apartado butacón.‭ ‬Se encaminó hacia él mientras pedía a su esposa que le acompañara.‭ ‬Al llegar al lugar,‭ ‬se encontró nada menos que con Dimitri Petrov,‭ ‬el importante héroe de guerra.‭ ‬Belovzorov de estrechó la mano y de modo afable de informó de que últimamente se hablaba de él bastante en Moscú,‭ ‬así como de tantos otros héroes de la guerra contra la Alemania de Hitler.‭ ‬Dimitri no dudó en corresponder a los cumplidos de tan estimable camarada.‭ ‬Tras esto,‭ ‬Belovzorov le presentó a su esposa,‭ ‬Katerina.‭ ‬Dimitri dio a la mano que aquella mujer un frió beso que apenas rozó su piel.‭ ‬Se miraron a los ojos unos instantes.‭ ‬Luego,‭ ‬Belovzorov y su esposa se fueron del hotel.‭ ‬El comenzó a contarle lo sucedido en el viaje mientras ella,‭ ‬sin escuchar,‭ ‬miraba hacia el infinito.‭ ‬Dimitrí siguió con la mirada a la pareja hasta mucho después de que el coche oficial en el que se habían ido hubiera desaparecido aplastado por el horizonte.‭

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