viernes, 29 de abril de 2011

Alma partida.

Tal vez un suspiro, un lamento ya en herrumbre viva.
que escapa, que corre en noche plena.
Puede que un beso quemado, jamás regalado
Quizá se sigan en plena noche. Huyan juntos.
Dejen atrás la piel. Dejen al hombre.
Al dolor que es hombre. Al hombre que es abismo.
Sufriendo penitencia en cada segundo de recuerdo.
Obligado a recordar cada segundo de vida.
Y corran, Y escapen. Escapen a una caja
En lo más hondo de un lago, en mitad del desierto.
La caja que guarda las decisiones que no tomamos.
Cada camino que no elegimos. Todos los destinos que ya no viviremos.
Donde habitan las palabras que no dijimos.
Y quemando desde dentro enseñan,
enseñan a no olvidar el alma partida,
herida, condenada y perdida. Atormentada
por tantos recuerdos que nunca fueron.

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